Esta entrada es fruto de la cesión gustosa del blog para todos aquellos que habéis querido participar en el "I Certamen de Cuentos de Ciencia" pero no disponéis de blog propio. El relato que a continuación podéis leer es de @fabibiotec. Desde aquí darle las gracias por su segunda aportación. Os dejo con el relato. Espero que os guste.
Esta entrada ha sido editada por su autora para participar en el #MegaCuento organizado como broche final del #CertamenCuentos.
No debo decir malas palabras
Sofía es
una nena normal que va a la escuela, juega con sus amigos y disfruta los
programas de dibujos animados. Sus padres, en el afán de brindarle una buena
educación, le repiten constantemente “no digas malas palabras”.
Un día
Sofía escuchó en la tele la palabra "mutación" y cómo no conocía su significado
fue a buscar a algún adulto que se lo explicara. Encontró a su papá lavando el coche
y le dijo:
- Papá, ¿mutación es una mala palabra?
- ¿Por qué me preguntas eso? Dijo su papá secándose las manos en el
sweater (¡en el sweater! Si lo viera mi mamá pensó Sofía…)
- Porque no sé su significado y creo que es una mala palabra. Suena muy
raro…
Su papá
que tenía una idea del tema, pero que no
lo entendía muy bien le dijo:
-
No, no es una mala palabra pero vamos a investigar juntos para entender
bien qué significa y para eso lo primero que tenemos que hacer es buscarla en
el diccionario.
Sofía fue
corriendo hasta su cuarto y buscó el diccionario en su mochila. Le gustaba la
forma de ese libro, con todos esos agujeritos en las letras… Fue hasta la “m” y
buscó: ma, me, mi, mo, mu…. Mutación y le leyó a su papá, que se había sentado
en la cama, en voz alta:
- “alteración, transmitida por la herencia, en el número o la estructura
de genes o cromosomas” Pa, no entiendo ni medio pero acá dice también que la
palabra deriva del griego mutare que
significa cambiar. ¡Parece que los griegos le ponían nombre a
todas las cosas!, pero sí me queda claro que mutación tiene que ver con cambio
le dijo Sofía a su papá que seguía dándole vueltas a la definición.
Por fin,
su papá se dio por vencido y le dijo:
- Hija, mañana le pediremos a tu tía que nos explique
este tema. Ella sabe mucho de eso porque trabaja en genética.
-
¡Sí!, mi tía me lo va a contar… y sonriendo pensó: a
ella le gusta explicar las cosas con dibujitos, pero… pobre ¡dibuja muy feo!
Sofía se fue a buscar a su mamá y dejó a su papá terminando de lavar el coche
y pensando en las mutaciones.
-
¡Qué cosas difíciles preguntan a veces los hijos!
Cambios buenos,
cambios malos y dibujos feos
Sofía con su papá y su mamá fueron, al día siguiente, a ver a su tía Fabiana.
Ella trabaja en esos asuntos de genética y también dio clases en la Universidad.
Cuando llegaron, los estaba esperando con la torta preferida de Sofía y
eso sí, las tortas le salen mejor que los dibujos…
Conversaron un rato sobre el cole L Si, si a
Sofía no le gusta mucho el cole. En realidad le gusta matemática pero lengua…
¡ni hablemos! Después Fabiana buscó papel, lápiz y les explicó:
- Todas las células de los seres vivos tienen
información genética. Esta información es necesaria para la vida y está en el ADN, que a su vez está dentro de los cromosomas… y ¡zas! empezó a dibujar.
- Esa información es como una enciclopedia que debe ser
leída e interpretada para que el individuo que la lleva pueda crecer,
multiplicarse… ¡en fin! Suspiró… vivir.
Pero a
veces, la célula (como nosotros) se equivoca al leer o interpretar la
información y ocurren cambios. Bueno, esos cambios son las mutaciones.
- ¡Ah! Dijo Sofía, ¡qué interesante! Pero me imagino que
si la célula se equivoca esos cambios son malos porque cuando yo me equivoco y
escribo “estube” mi maestra me regaña…
Fabiana se
rio y le dijo:
- No Sofía, no siempre esos cambios son malos. Te voy a
explicar:
- Por ejemplo, cuando la célula se equivoca al dividirse
pueden quedar más cromosomas que lo normal. Hay una enfermedad que se llama
Síndrome de Down y ocurre porque la célula se equivocó al dividirse y hay tres
cromosomas 21, en lugar de dos.
-
En este caso el cambio es malo, ¿no es así tía?
-
Sí, en este caso el resultado del cambio es una
enfermedad.
-
¡oh! Y ¿cuáles son los cambios buenos?
-
A ver, a ver… ¿te gustan el pan, las galletitas, los fideos y las
mandarinas?
- ¡Sí
tía!, sobre todo los fideos que hace mi papá. ¡Le quedan para chuparse los
dedos!
Fabiana comenzó a contarle:
-
La harina con la que se hace el pan, los fideos, las galletitas y
muchísimas cosas más viene del trigo.
- Eso sí lo sabía dijo Sofía poniendo los ojos en blanco y pensando: hay
cosas que sé, tampoco es que voy al pre-escolar…
-
Bueno, casi todo el trigo con el que se hace la harina proviene de
semillas con mutaciones
-
¿En serio tía? Dijo Sofía abriendo mucho los ojos.
-
¡Sí! Hay científicos que trabajan mucho para que los cultivos que nos
dan alimento sean cada vez mejores.
-
¿Cómo el trigo?
-
Trigo, maíz, arroz, frutales y muchísimos otros.
-
¡Ajá! Y me imagino que esos científicos algo tuvieron que ver con el
cuento del trigo, ¿no?
-
Sí, por supuesto. Esos científicos se llaman fitomejoradores y hace más
de 50 años empezaron a ver que las plantas de trigo eran muy altas y no se
podían cosechar. Intentaron hacerlas enanas y para ello usaron mutaciones.
-
¿Cómo?
- Pusieron muchas semillas ante agentes que causan mutaciones, como los
rayos X, y después las sembraron para ver qué pasaba.
-
Y ¿qué pasó?
- Entre todas las plantas que nacieron, algunas fueron enanas. Así que
los fitomejoradores las cuidaron mucho, cosecharon sus semillas y las volvieron
a sembrar para saber si daban hijas también enanas.
-
¿y?
-
Algunas seguían dando hijas enanas, así que esas fueron las “elegidas”
y las que originaron el trigo que conocemos hoy.
-
¡Qué interesante! ¿y la mandarina?
-
La mandarina sin semilla también es el resultado de mutaciones, pero
esa historia te la cuento otro día. Ahora te voy a pedir que investigues una
cosa y cuando nos volvamos a ver me la cuentas.
-
¿Qué cosa tía?
-
Quiero que leas… ya sé que no te gusta mucho leer, pero esta historia
te va a gustar y de paso… practicas lectura.
-
¡Uf! ¿Qué tengo que leer?
-
La historia de un señor llamado Norman Borlaug.
- Te prometo que lo haré dijo Sofía y se fue a ver un capítulo de Bob
Esponja, olvidándose de las buenas y malas palabras
Un premio por ayudar a los pobres
Sofía no
estaba muy entusiasmada con la tarea, pero como se lo había prometido a su tía
buscó la historia de Norman Borlaug en Internet, la imprimió y comenzó a leer.
Fue tan interesante lo que decía el artículo que ¡se le pasó la hora de la
merienda! (y a Sofía nunca se le pasaba la hora de la merienda).
Por eso
cuando su mamá la fue a buscar con un vaso de leche y unas galletitas, la
encontró concentrada en la historia. Le preguntó qué hacía y Sofía le dijo:
- Estoy leyendo la historia de un hombre que se ganó el premio Nobel por
ayudar a los pobres.
-
¿Cómo es eso? Preguntó su mamá dejándole la merienda sobre la mesa.
- Hace muchos años, los ingenieros agrónomos (como mi tía) hicieron una
revolución dijo Sofía gesticulando con las manos y dándose importancia.
Su mamá se quedó en silencio,
pero pensó:
-
Ingenieros agrónomos, revolución… ¡No entiendo nada!
Pero
Sofía no le prestó atención y dándole un mordisco a una galletita con forma de
elefante siguió contándole:
- Esa revolución se llamó “Revolución verde” y produjo mayor cantidad de
alimentos para los países más pobres con cultivos mejorados de arroz, trigo y
mejores prácticas agrícolas.
-
¡Ah! Eso sí es interesante.
- ¡Mucho! Norman Borlaug, un ingeniero agrónomo y mejorador de cultivos,
no solamente ayudó a desarrollar trigos enanos, a través de mutaciones sino que
también colaboró con la creación de un instituto científico donde se hacen
investigaciones para mejorar los cultivos que sirven de alimento.
-
¿Ese instituto funciona ahora?
-
Sí mamá, está en México y se llama Centro Internacional de Mejoramiento
de Maíz y Trigo. Allí se hacen investigaciones para mejorar el maíz y el trigo,
principalmente para las regiones más pobres del planeta.
- Bueno, dijo Sofía terminándose la leche, me tienes que llevar a casa de
mi tía porque ¡no puedo esperar para contarle todo lo que aprendí!
La mamá
recogió las cosas de la mesa y se fue a buscar los abrigos para salir, entonces
escuchó a Sofía que decía:
-
Mutación no es una mala palabra… a veces ¡te hace ganar premios!
@fabibiotec
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