miércoles, 21 de mayo de 2014

La confesión.


- Adelante, pase - la recepcionista le mostró el camino con un gesto de la mano al mismo tiempo que abría la puerta de la consulta -
- Gracias.
- Pase, siéntese por favor - le indicó el doctor -
- Buenas tardes doctor.
- Buenas tardes, cuénteme por favor.
- Pueees verá... - titubeó el paciente - el asunto no es fácil  y me cuesta trabajo relatarlo.
- Tranquilo, tómese su tiempo e inténtelo.
- Pues verá doctor - la voz surgía ahora con mucha mayor seguridad - lo que voy a contarle no es nada fácil para mí, ya que cuando he intentado hablar con alguien de este asunto siempre he sido tildado de loco cuanto menos. Pero estoy aquí, he dado el paso y quiero zanjar el asunto y ... - empezó a sollozar - ...realmente ya no sé qué creer... igual estoy loco realmente - rompió a llorar -
- Escúcheme, el paso que ha dado es muy importante, decisivo, olvídese de todo ahora y hable, hable y no pare...

Y de la boca del paciente surgió el siguiente relato:

"Siempre me he sentido infravalorado, más bien ignorado , sí, esa es la palabra correcta. No es que yo tenga aires de grandeza, no soy ningún megalómano, simplemente quiero que se me reconozca tal y como soy, que se me valore. Durante muchos años se me negó hasta mi propia identidad, en realidad se me ignoraba, simplemente no existía. Yo me sentía vivo, individual. Consciente de formar parte de un grupo mayor, eso sí, pero diferenciado. Sabía que aunque estuviera inmerso en una estructura mayor, yo era una partícula independiente. Pero claro... ellos, los átomos, con tantos años de historia a sus espaldas. Eso pesa mucho. 2500 años son muchos y Demócrito les dió mucha fama. Y consiguieron hacer honor a su nombre y ser indivisibles hasta finales del siglo XIX, pero su suerte terminó. Aún me acuerdo..., dentro de aquel tubo de vacío, sintiéndome observado. Viendo a J.J. Thomson a través del cristal, y como le gritábamos "estamos aquí, aquí... ¿es que no nos ves?". Pero finalmente nos vió, no fue fácil, el hombre sudó, trabajó con ahínco, pero terminó descubriéndonos. Bueno nosotros siempre hemos sabido de nuestra existencia, era la humanidad la que nos desconocía. Fue un gran momento, empezaron los mejores años de mi vida. El bueno de J.J. nos mimaba, midió nuestra carga, nuestra masa y lo hizo lo mejor que pudo. Más tarde recibimos un nombre oficial, electrones fuimos llamados. Posteriormente Robert Millikan y Harvey Fletcher medirían nuestra carga con más exactitud, mediante el archiconocido experimento de la gota de aceite. Pero por aquel tiempo, ya habíamos entrado en el siglo XX, comenzaron de nuevo nuestras dificultades, o por lo menos las mías, como le he dicho doctor no me gusta hablar de este asunto porque es un tema... digamos... "delicado". Después de los momentos de gloria posteriores a nuestro reconocimiento sucedió algo. Ahora que estaba claro que existíamos y que éramos un elemento que formábamos parte del átomo se formularon varias hipotesis sobre nuestra ubicación en el mismo. Estaban los que decían que nos encontrábamos diseminados por el átomo cual pasas en un pastel, otros como Rutherford nos concendieron más protagonismo y decían que orbitábamos el núcleo del átomo al estilo de los planetas. Pero otros decían que esto no era posible, ya que de ser así nos precipitariamos hacía el núcleo con gran rapidez ya que iríamos perdiendo energia. Luego llegó Bohr y solucionó este problema, su idea fue decir que no podíamos "orbitar" donde nos viniese en gana sino que teníamos que hacerlo por medio de "caminos autorizados", una especie de carreteras de las que no podíamos escapar fácilmente, creo recordar que habló de orbitas estables... o algo así. Como ve doctor cada vez que descubrían algo y daban una nueva explicación el asunto se complicaba más y más. Yo estaba muy confuso, pero llegó la gran debacle, le aseguro que eso fue un gran mazazo, un giro que ninguno de nosotros esperábamos. A decir verdad creo que ellos, los científicos, tampoco. Un día, un tal Schrödinger, igual le conoce usted, era un tipo que tenía un gato que encerró en una caja para demostrar no sé qué... La verdad es que el asunto es un poco raro... Bueno, da igual, como le decía un día Schrödinger osó decir que nuestra posición en el átomo no estaba clara. Al principio no le hicimos mucho caso, pero luego empezamos a escuchar ciertas cosas que nos atemorizaron. Decía que podíamos estar en un sitio o bien en otro, pero que no estaba claro del todo. Que lo más que se podía decir de nosotros era la probabilidad de encontrarnos en cierto lugar, ¿Ha escuchado doctor? ¿la probabilidad? Menudo insulto. Y luego siguió, trató de explicarlo pero lo único que hacía era cabrearnos más. Habló de que lejos de saber dónde estábamos lo más que podíamos aspirar era a encontrar "sitios" donde fuera más fácil que estuviéramos que en otros. Y para rematar nos describió por medio de una función de onda, se lo puede creer doctor, reducirle a uno a una función de onda. Bueno, reducirle o ampliarle porque a partir de ese momento empecé a verme más como una especie de nube difusa que como una partícula bien definida. Salir del anonimato para que luego te digan que estas por aquí, más o menos, pero que con seguridad no. Probabilidad... ¡¡que no se atrevan a jugar a los dados con nosotros...!!
Pero ese día me asestaron mi golpe definitivo, no he vuelto a ser el mismo, desde entonces he abandonado la razón para adentrarme en los caminos más oscuros. Soy capaz de hacer cosas que usted no podría ni imaginar, ya no sé si son verdad o no pero yo las vivo intensamente, para mi son verdad, mi "verdad" al menos. Soy capaz de pasar por dos puertas al mismo tiempo, se imagina doctor, sí, a la vez, y luego volver a juntarme y chocar conmigo mismo. En esos momentos me siento difuminado, como si perdiera mi yo, traspaso las paredes de mi cuerpo, vago de aquí para allá y me transformo en una onda. ¿Le gustaría verlo? ¿Me creería así? Pues sepa que no puede, si le hiciera una demostración aquí mismo, en su consulta, usted no vería nada raro. Lo que le he explicado no pasaría, yo cruzaría una puerta y solo una. No sería capaz de mostrarle lo que le he contado. Su sola presencia observándome me haría comportarme de forma distinta, nada sería igual, colapsaría... 
Esta es mi tragedia doctor, mi gran verdad, ¡si es que es verdad! , usted no me cree, nadie me cree, ya da igual..."

El paciente cayó derrumbado sobre la silla, extenuado ante su propio relato, pero al mismo tiempo relajado por su confesión. Pasara lo que pasara en el fondo se sentía liberado por haber soltado aquello que lo atenazaba hacía mucho tiempo ya.

- Escuche Sr. Electrón - El paciente al oir su nombre dio un respingo y recuperó la postura en la silla - Lo que le ocurre a usted es que ha vivido demasiado tiempo observando el mundo macroscópico, y en él las cosas son distintas. No son mejores ni peores, simplemente son distintas. No podemos extrapolar lo que ocurre en el nivel macroscópico al subatómico así, directamente. A los seres humanos les ha costado mucho tiempo darse cuenta de ello, de hecho yo diría que aún no lo han asimilado. Y usted por lo que veo ha pasado demasiado tiempo entre ellos. Pero usted pertenece a un mundo regido por la mecánica cuántica, sí, así se llama y allí las cosas como le he dicho suceden de otro modo. Todo lo que me ha contado es normal, de hecho tendríamos que preocuparnos si no sucedieran así las cosas. ¡Eso sí que sería un desastre!

El electrón se sosprendió un poco, no esperaba esta respuesta del doctor. Después de tanto tiempo la verdad es que no estaba preparado para oir que todo era normal, que todo estaba bien. Así que extrañado pregunto: "Entonces no estoy loco doctor".

- ¡De ninguna manera! - exclamó con énfasis el doctor - esta usted en su sano juicio. Eso sí, ha vivido durante mucho tiempo con una gran carga emocional contenida, le recomiendo una temporada de relax para asimilar su nueva situación. Salga, relájese y si quiere saber más le recomiendo que se de una vuelta por internet donde encontrará un gran número de blogs donde podrá conocer mucho más acerca de la mecánica cuántica para que descubra usted el lugar donde vive.
- Así lo haré doctor... y muchas gracias por todo.
- De nada, y ya le digo, relájese, tómelo con calma y sobre todo ¡disfrútelo!

El paciente abandonó la sala y ahora fue el médico el que se quedó pensativo, cabizbajo. Empezó a recordar su propia historia. Él también había pasado momentos malos, durante mucho tiempo se había dudado de su propia existencia. 40 años son muchos años de espera y el doctor los había vivido con mucha tensión. Por eso comprendía al electrón. Por hoy ya valía, así que salió de la consulta y le dijo a su ayudante que anulara las visitas de por la tarde, que iba a salir a comer algo y ya no volvería. La recepcionista extrañada se limitó a decir: "De acuerdo, así lo haré. Que tenga buena tarde". Y el Bosón de Higgs abandonó la consulta.


FIN


Este cuento es mi segunda aportación al  "I Certamen de Cuentos de Ciencia" , el cual ha sido un placer poder organizar desde este blog y que me ha permitido leer unos relatos de muchísima calidad. Gracias a todos.


Y recordad siempre: Magia..., No, Ciencia!!

También puedes encontrarnos en Twitter en: @Cuantosycuerdas







3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Una idea extraordinaria para tu relato: el electrón va al psiquiatra, y ¡quién va a comprenderlo mejor que el dr. Bosón! XD. Es que esto de la mecánica cuántica le da crisis de identidad hasta a la partícula más optimista. ¡Me ha encantado!

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  3. Gracias!! Me alegro, la verdad es que se me ocurrió la idea pero no sabía si iba a ser capaz de plasmarla. Al final creo que lo conseguí.
    Dan.

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