miércoles, 16 de abril de 2014

"La señal" de @franchicomol para #CertamenCuentos


Esta entrada es fruto de la cesión gustosa del blog para todos aquellos que habéis querido participar en el "I Certamen de Cuentos de Ciencia" pero no disponéis de blog propio. El relato que a continuación podéis leer es de @franchicomol. Desde aquí darle las gracias por su aportación. Os dejo con el relato. Espero que os guste.


Esta entrada ha sido editada por su autor para participar en el #MegaCuento organizado como broche final del #CertamenCuentos


Eran las cinco y media de la madrugada y el sonido del timbre despertó a Monroy. Sobresaltado, se levantó, cogió su vieja bata y bajó a ver quién era el que llamaba tan insistentemente a su puerta. Al abrirla, se encontró con Hadwey, su colega.

 - ¡Lo tenemos! ¡lo tenemos! Exclamó Hadwey, mientras no paraba de agitar unos folios que llevaba en sus manos.
- ¿Qué tenemos?... Calma Hadwey…
- ¡Lo conseguimos! ¡Es increíble! ¡Lo hemos descifrado! Le contestó Hadwey muy exaltado.

Monroy y Hadwey eran dos investigadores de un proyecto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence) en el gran radiotelescopio de Arecibo, Puerto Rico. Hacía dos años que el radiotelescopio empezó a captar una señal electromagnética con una pulsación inexplicable y un patrón de frecuencia que se repetía una y otra vez y cuyo origen no podían explicar mediante ningún fenómeno astronómico conocido. Desde entonces, al grupo se unieron numerosos investigadores más. Físicos, matemáticos, ingenieros… trabajando largas jornadas con un único fin: descifrar el enigmático mensaje.


Radiotelescopio de Arecibo, Puerto Rico


En las señales captadas, periódicamente aparecían un pequeño grupo de señales con el mismo patrón, que se repetía una y otra vez. Ese patrón resultó ser la clave, la “Piedra Rosseta” del espacio. Una vez descifrado el patrón, el resto del mensaje fue revelado.    

Monroy y Hadwey estaban fuera de sí. Entusiasmados, ambos saltaban como niños enloquecidos. 

 - Pasa adentro Hadwey, y enséñame el mensaje… ¡Vamos! ¡No puedo esperar más!

Ambos se dirigieron al salón. - Toma los papeles, a mí casi no me salen las palabras de la boca... Léelo tú. -  Le dijo Hadwey a su colega.

Monroy se sentó en el sillón, y con las manos temblorosas sujetando el documento, comenzó a leer en voz alta:


---  En este mensaje se encuentra nuestro conocimiento más preciado para posibles civilizaciones inteligentes.  

Nuestra especie cuenta con 5 millones de años de antigüedad. Durante la mayor parte de este tiempo fuimos evolucionando lentamente, tanto demográfica como tecnológicamente. Sin embargo, hace tan solo 400 años, un descubrimiento cambió nuestro destino para siempre: el descubrimiento de una fuente de energía de fácil aprovechamiento que supuso una increíble revolución.  

La tecnología y nuestros conocimientos avanzaban exponencialmente, llegando a cotas inimaginables años atrás. Con el progreso, nuestra población crecía también de manera exponencial. Esta vorágine en la que nos encontrábamos, no nos hizo ver una realidad tan simple como inexorable: no puede darse el crecimiento infinito con unos recursos finitos. El motor de nuestra evolución, la fuente de energía, necesitó de miles de años para poder formarse. Poco a poco, nuestra fuente de energía era más complicada de obtener. La energía necesaria para su obtención fue acercándose peligrosamente a la energía obtenida tras su uso. Aunque la amenaza siempre estuvo presente, nuestra pequeña escala de tiempo de vida individual hizo que no pusiésemos todo nuestro empeño en preparar la transición e investigar otras fuentes de energía que pudieran suplir a la actual. ¿Cómo puede una especie afrontar retos que están lejos de que les afecten a ellos directamente? Nosotros no supimos hacerlo.  Para cuando se intentaron tomar medidas, ya habíamos pasado el punto de no retorno. Ahora, el problema está haciendo tambalear a nuestra especie. El fin de la obtención de energía de manera fácil ha cambiado nuestra sociedad radicalmente. Sin la fuente de energía, el sistema socio-económico se ha venido abajo. Ya no somos capaces de producir recursos para toda la población, los alimentos escasean, y se producen hambrunas, revueltas populares, y finalmente, la gran guerra. Hace 1000 años, las guerras no habrían ocasionado este nivel de aniquilación, pero la tecnología militar avanzó tanto que las cifras de muertes son abrumadoras. Los muertos se cuentan por millones, lo que sumado a las pandemias y hambrunas, ha hecho descender la población dramáticamente.  

Sin duda la vida continuará. Para nuestro Universo, nuestra especie es solo un segundo en medio de la eternidad. Pero es nuestro segundo, y para nosotros ha pasado demasiado rápido. El avance tecnológico, el apasionante viaje hacia el conocimiento, hacia  la comprensión misma del Universo, no servirán de nada si no van acompañados de la necesaria sostenibilidad del sistema de civilización con su planeta.    ---

Hadwey y Monroy quedaron en silencio. Los sentimientos de emoción dejaban paso ahora a una gran sensación de vacío. El mensaje no contenía revelaciones tecnológicas, ni la respuesta a ninguna de las clásicas preguntas de la humanidad. Aunque quizás contenía una revelación mayor, simple y lógica, que podría ser la mayor amenaza a la humanidad.


@franchicomol





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